“LO QUE REALMENTE ES TERRORIFICO ES QUEDARSE EN CASA”

Pereza: Flojedad, descuido o tardanza en las acciones o movimientos (diccionario de la R.A.E.)

¿Cuánto tiempo hace que no acudes a una actividad cultural? Un debate, una conferencia, una presentación… son acciones que nos satisfacen personal y colectivamente, que nos proporcionan nuevas relaciones personales. Pero cuántas veces las rechazamos por pura pereza.
Cualquiera que trabaje en la organización de actividades culturales sabe lo difícil que resulta llevar a la gente a un evento en los tiempos que corren. Y en este panorama, el cine es uno de los sectores más castigados. Se ha convertido ya en un lugar común el anunciar que la industria del cine  ve como baja la asistencia a los cines un fin de semana tras otro.

La realidad es que no corren vientos favorables. La cultura digital, y las mudanzas tecnológicas están impulsando cambios drásticos. Los nuevos usuarios digitales están provocando alteraciones radicales en la forma de producir y consumir audiovisuales. Todo ello afecta a la industria del cine, a la producción, la distribución, la exhibición.

Podemos añadir otros problemas. Los precios, por ejemplo. Recientemente hemos tenido en la Fiesta del Cine una cifra record de espectadores en las salas, más de 2.100.000 entradas vendidas en las sólo tres días. Por supuesto que esto es muy matizable, y tiene claros y oscuros, pero es una muestra de que  el precio de las entradas es un factor importante

El cine tampoco es un producto de  primera necesidad  (aunque sí lo sea para algunos entre los que me cuento). En tiempos de crisis la demanda decae cuando hablamos de productos prescindibles. Parece que la gente sólo va al cine si el precio es atractivo.  Y peor todavía teniendo en cuenta la competencia de quedarse en casa con el dvd, el blu-ray o el streaming

Todo lo dicho hasta ahora es cierto. Pero también lo es que las profecías muchas veces se equivocan. Ni el video acabó matando a la estrella de la radio, como cantaban los Buggles, ni la historia ha llegado a su fin, como anunciaba Fukuyama. De hecho, el cine es un arte acostumbrado a la supervivencia. Está acostumbrado a vivir reinventándose ante las “amenazas” sufridas de continuo, desde la aparición de la televisión hasta la llegada del video doméstico. Y además, puede no ser muy acertado hablar de crisis comercial cuando vemos las cifras mareantes que todavía obtienen los grandes estrenos.

En nuestro proyecto Bang Bang, quizás con un punto de locura, seguimos apostando por el cine, porque creemos que hay gente que va a ver una película no como un acto que consiste sólo en salir de casa, sino que lo vive como un evento, como un episodio de sociabilidad, incluso  (y ya me vengo arriba) como un acto de guerrilla cultural.

Un diario publicaba recientemente una entrevista con el director y escritor estadounidense John Waters, a propósito de la publicación de su libro “Carsick” (Caja negra) en el que cuenta su experiencia durante los nueve días que, a sus 66 años, empleó en atravesar Estados Unidos desde Baltimore a San Francisco. En la entrevista le preguntaron si en algún momento pasó apuros o miedo. Su respuesta es: “Lo que realmente es terrorífico es quedarse en casa”.

Así que a levantarse del sofá y a al Principal a ver sin complejos a Bruce corriendo arriba y abajo por el Nakatomi Plaza, descalzo y en camiseta, por supuesto, perseguido por ese fantástico malo Hans que borda Alan Rickman, y esos compinches que no se sabe bien si son realmente malos o un grupo tributo a Spandau Ballet. Y viajar luego a ese planeta y a esa atmósfera claustrofóbica y oscura, de la mano de esos marines espaciales para que al final, quién si no, sea Ellen Ripley montada en un fantástico robot de carga, la que se enfrente a la reina Alien.

Sentarse al lado de desconocidos, emocionarse con ellos, reírse o asustarse en compañía, comentar una película en grupo, todo eso nos tiene que llevar a rebelarnos contra todos los vaticinios que nos amenazan con acabar fundiendo en negro las pantallas de las salas

Nos vemos el 29.