ESCENAS DE UN FESTIVAL

Si hay un mal inherente a los festivales es la acumulación de películas en un breve periodo de tiempo que hace que las tramas y personajes se acumulen en nuestra memoria a menudo mezclándose y sin dejar demasiado poso.

Suele ser complicado ubicar lo visto en el tiempo ¿la vi ayer? ¿la he visto esta mañana? (lo que resulta ser hace apenas unas horas pero con otras tres películas y 10 conversaciones sobre películas de por medio). 

La sensación y la consecuencia no es demasiado diferente del tan de moda Binge Watching en el que se devoran episodios y episodios de la serie de moda sin dar tiempo a digerirlos, en muchos casos con el único propósito de pasar pantalla hasta el siguiente objetivo o incluso solamente de ser el primero en verlo.

Y sin embargo, cuando pasa un tiempo, te das cuenta de que algunas imágenes, algunas frases, algunas de las escenas se han quedado adheridas a tu memoria y han dejado huella.

THE ZONE OF INTEREST

Jonathan Glazer se aleja con su nueva película de la muy críptica y poco de mi gusto Under my skin para narrarnos una historia que se desarrolla en el perímetro del campo de concentración de Austwitz durante la Segunda Guerra Mundial. 

Es complicado señalar un solo elemento de The zone of interest, una película que usa el fuera de campo y el tratamiento del sonido como pocas, pero destacaré un personaje secundario: la madre de la protagonista, que tras visitar a su hija para felicitarla por los logros conseguidos en su vida y contar lo bien que le va la todo en el nuevo “mundo”, desaparece en mitad de la noche incapaz de soportar el tener tan cerca aquello que tan bien le ha venido. Por mucho que disfrute de un buen filete no tiene el estomago para visitar un matadero. 


PERFECT DAYS

Perfect days, otra de mis favoritas de esta edición, consigue que una premisa en principio no demasiado atractiva, el día a día de un limpiador de baños públicos en Tokyo, se convierta en una delicia y no paremos de sonreír mientras vemos al carismático protagonista repetir su rutina diaria sin demasiadas variaciones. Destacaré de la película la irrupción de la hermana que con una sola escena y muy pocas lineas de dialogo nos cuenta mucho de su relación y del pasado de los personajes. Una escena que termina con un abrazo que revienta los códigos japones de conducta sobre el no-contacto y demuestra que la libertad solo se consigue persiguiéndola contraponiendo la calidez de uno frente a la rigidez de la otra.


LA SOCIEDAD DE LA NIEVE

Con La sociedad de la nieve, Bayona repite la formula de Lo imposible y nos entrega una película en la que conviven los momentos íntimos con las escenas más espectaculares demostrando que son estas las que mejor maneja y entregándonos la que para mí es una de las mejores escenas de terror que he visto en años: aquella en la que tras una avalancha que sepulta a los protagonistas, estos luchan por salir a la superficie atravesando la nieve para poder respirar surgiendo de la nieve como si salieran de sus tumbas.


FALLEN LEAVES

Kaurismaki vuelve a ser Kaurismaki en Fallen Leaves, aunque en esta ocasión incluye un punto de vista ligeramente más optimista en esta historia de amor entre dos perdedores atosigados por la sociedad capitalista, el alcoholismo y la omnipresente guerra de Ucrania. 

Afortunadamente, el humor tampoco falta en esta ocasión y hace que las penurias de la pareja se soporten mejor con cada aparición del compinche del protagonista, un hombre preocupado por su edad pero muy orgulloso de sus cuestionables talentos como cantante.


FINGERNAILS

Una premisa high-concept es el corazón de Fingernails, una película que juega con el genero de la ¿comedia romántica? ¿drama romántico? y en el que se nos muestra una sociedad en la que una maquina es capaz de descubrir nuestros verdaderos sentimientos ofreciendo un resultado 100% ¿fiable? sobre si la pareja examinada está o no está en realidad enamorada. Jessie Buckley destaca en un reparto estelar donde está acompañada por Jeremy Allen White (muy de moda por la serie The Bear) y Riz Ahmed. La escena que destacaremos es la de la fiesta en la que el personaje interpretado por Ahmed baila mientras Buckley no puede despegar la mirada. Sí, los movimientos de él son hipnóticos, pero lo que a mí me conquista es la mirada de ella, que en ese momento, mientras le observa, abraza un destino ineludible.


MAY DECEMBER

Todd Haynes ha defendido en cada entrevista que May December no tiene un tono “Camp”, y siendo el director respetaremos sus declaraciones. Lo que nadie puede negar es que su última creación rompe con sus anteriores películas y abraza la mala baba y el humor negro mediante el uso de la música y esos zooms loquísimos. En realidad da la sensación de que lo que ha hecho ha sido “subir el volumen” en cada uno de los aspectos característicos de su cine hasta conseguir desencajar al espectador. De este juego de espejos destacaremos la escena en la que Natalie Portman da una charla a una clase de adolescentes y tras elegir un objetivo comienza un juego de seducción que resulta sexy, ridículo e incomodo al mismo tiempo.


UN AMOR

Un amor, la adaptación de la novela de Sara Mesa por parte de Isabel Coixet resulta bastante satisfactoria a pesar de contar con personajes y tramas que no están a la altura de todo lo que rodea a la pareja protagonista. Hovik y Laia resultan una elección de casting perfecta y la cámara se encarga de resaltar la enorme diferencia de tamaño entre ellos, creando escenas fascinantes en las que las manos de él parecen las de un gigante mientras acarician el cuerpo de ella. Cualquiera de estos encuentros se ha ganado un espacio en nuestra memoria.


DUMB MONEY

En Dumb Money Craig Gillespie no alcanza el nivel de maestría que demostró en Yo, Tonya, pero es imposible no salir con una sonrisa del cine después de ver una historia en la que los buenos ganan, aunque sea por una vez, la batalla contra los malos, los peces gordos de Wall Street. Si algo destaca de esta historia, que recupera el fascinante caso de la subida en el precio de las acciones de GameStop, es el uso de un lenguaje contemporáneo a base de memes y temazos que sirven de elemento narrativo, el mismo lenguaje que usaron en su momento los protagonistas anónimos de esta historia para comunicarse a través de las redes sociales.


THE ROYAL HOTEL

En The Royal Hotel Kitty Green vuelve a tratar los miedos de su anterior película, la muy recomendable The Assistant, y nos muestra a dos jovenes intentando sobrevivir en un mundo hostil para las mujeres: desde el inicio en el yate, donde la pista de baile parece una zona de caza, hasta ese local en medio del Outback Australiano donde se enfrentarán a una representación de cada uno de los tipos de machismos posibles. 

Para no mencionar una escena del final con la que haría un spoiler bastante importante, destacaré una del inicio de la película: cuando en la oficina de empleo la entrevistadora, con toda naturalidad, tras ofrecerles un trabajo menciona como condición del mismo el que no les importe recibir “elevada atención masculina por parte de la población minera de la zona…” .


IO CAPITANO

Mateo Garrone elige de manera consciente un tono de aventura en Io Capitano para contar una historia que de otra manera sería casi insoportable de ver. Las penurias que sufren los dos protagonistas senegaleses en su camino hacia la idealizada Europa son tratadas a modo de dramáticas peripecias por mucho que se enfrenten a situaciones donde no cabe la esperanza. 

La escena en la “cárcel” ¿libia? es probablemente uno de los momentos más terroríficos del año donde el brillante trabajo de Seydou Sarr transmite la vulnerabilidad de un joven inocente enfrentándose a la maldad representada por unos secuestradores motivados unicamente por motivos económicos. 


ESTA AMBICIÓN DESMEDIDA

Mi llegada al universo de C. Tangana se produjo poco después de la publicación de El Madrileño, cuando me explotó la cabeza (igual que le explotó a medio mundo) al encontrarme el Tiny Desk en YouTube. Mi idilio continuó con la reproducción continua de manera bastante obsesiva del album y de su versión extendida, La Sobremesa, y culminó con el concierto en el BEC donde me quedó claro que estaba disfrutando de algo que iba más allá de un… concierto.

Antes de que acabará el “show” ya tenía claro que aquello estaba pensado para disfrutarse en una pantalla, ya fuera en directo o una vez montado en salas de cine, así que cuando se anunció Esta ambición desmedida pensé que ya había llegado el momento de poder disfrutar de nuevo del show. Me equivocaba, el documental que se presento en el Zinemaldia no es la grabación del concierto del que apenas vemos dos o tres momentos. La serie-película es una crónica de la preparación e infortunios sucedidos durante la gira y muestra las miserias de un evento creado por un genio que se dejó llevar por su genialidad pero que se dejó los cuartos y casi la vida por el camino. De todo lo que sucede en los 135 minutos del docu me quedaré con “el momento de los chorizos”, una anécdota que resume muy bien personalidad de Tangana.


THE KILLER

Aunque la peli no-tan sorpresa de este año venía con excelentes críticas de Venecia, me inquietaba de alguna manera que la nueva película de Fincher estuviera de nuevo producida por Netflix, una plataforma que se caracteriza por sacar adelante proyectos en los que muy rara vez brilla el talento de sus creadores. Se agradece que “la gran N roja” saque la chequera para que Cuaron, Scorsese o Fincher sigan estrenando pero el precio a pagar por el espectador (además de la subscripción) es saber que por buena que sea la película, no estará entre lo mejor de su autor.

Con The Killer, una por otro lado gran película, sucede de nuevo lo mismo, pero Fincher es mucho Fincher y nadie rueda como él: en The Killer la fotografía, el montaje, la música o la planificación de escenas es perfecta. 

En la película acompañamos a un asesino a sueldo en una misión que desencadenará graves consecuencias narradas por él mismo mediante la voz en off. Una de las cosas que más me llama la atención de la película es el contraste entre la narración en la que escuchamos las directrices para realizar un trabajo perfecto y las imágenes en las que vemos al protagonista fracasar una y otra vez en su propósito de seguir la planificación al pie de la letra, recordándome por momentos a esos coaches que venden un proyecto de vida perfecta desde el escenario antes de retirarse a llorar a su habitación incapaces de lidiar con el día a día: el protagonista de The Killer es, igual que ellos, un impostor.

En una película tan perfecta se podrían destacar mil escenas: el primer contrato, la conversación en el restaurante, el interrogatorio en la oficina, pero me quedaré con el asalto en Florida y esos últimos y frenéticos momentos con el guardián de la guarida. Pura adrenalina.


PAST LIVES

Past Lives, mi favorita de entre todas las películas que he visto en esta edición del Zinemaldia, es un milagro. Una historia que podría resultar poco original se convierte en una película deliciosa, sutil, romántica y demoledora. 

En Past Lives, la directora y guionista Celine Song acompaña a los dos protagonistas durante aproximadamente 25 años para que podamos descubrir si en este ciclo del “In-Yun” (un concepto coreano que habla de la providencia y de las relaciones) están destinados a estar juntos o tendrán que esperar a un nuevo reseteo para poder ser esa pareja que están predestinados a ser. 

Me resulta difícil explicar con palabras qué es lo que hace tan especial a esta película así que me limitaré a destacar un personaje, una escena y una frase que se me quedó marcada a fuego.

El personajes es sin duda Na Young (Nora en su versión occidentalizada), que con sus miradas, silencios y sonrisas hace que nos enamoremos y vivamos con ella todo su camino suspirando en cada recodo. 

La escena es la del abrazo final, sin más detalles. Un abrazo que por sus protagonistas, y por donde sucede, es la catarsis perfecta.

La frase es “sueñas en un idioma que no puedo entender”, pocas veces una linea ha significado tanto.

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