Nunca es sencillo enfrentarse a una entrevista en la que te encuentras al mismo tiempo frente a dos figuras tan icónicas como Conan y Terminator. Pero es que además de por su enorme relevancia, tanto en el mundo del cine como del cómic, los dos son famosos por ser “de pocas palabras”. Sumando todas sus frases en sus películas de debut, no llegan a las 40 líneas. Se me presenta una tarea difícil que trataré de solventar de la mejor manera posible, intentando a la vez evitar que alguna de estas malas bestias me mate.
Como si la entrevista tuviera lugar en alguna terraza de Ibiza, aparece primero Terminator completamente desnudo. Me mira al pasar, entra en la cocina del bar y unos segundos después sale vestido de cocinero, gorro blanco incluido. Por la puerta entreabierta veo a un hombre tirado en el suelo, inconsciente. Terminator se sienta y, mirándome con su ojo biónico al descubierto, me dice:
T-800: No sé qué hago aquí.
Quería hacerte algunas preguntas sobre tu película…
T-800: Yo también tengo preguntas para ti.
Claro, claro. ¿En qué te puedo ayudar?
T-800: Busco a Sarah Connor.
¿En San Sebastián? Como no sea Sara Baras, que estuvo para la Quincena Musical…
T-800: No entiendo.
No es un nombre muy habitual por aquí. No creo que haya nadie en la ciudad con ese nombre.
-Alarga el brazo y me sujeta la mano con fuerza.-
T-800: Entonces debo irme. Estoy perdiendo el tiempo contigo.
-Mira a su alrededor. Aprieta mi mano un poco más.-
T-800: Aquí no parece que vaya a encontrar la tecnología necesaria para volver a mi tiempo. ¿Los vascos sois una civilización atrasada?
Para nada ¡Tenemos Nanogune! ¡Y el Basque Culinary Center!
T-800: Conozco Nanogune. Son aliados de Skynet y podrán llevarme de vuelta. ¿Quiénes son los otros? Tienen un nombre pretencioso. Me molestan. Si vuelvo, los destruiré.
-Suelta mi mano, se levanta y se aleja. Antes de llegar a la puerta se gira, me mira ,y antes de que abra la boca, me adelanto y le digo: “Volveré”.-
-El T-800 me mira frustrado, pone cara de resignación (debe sucederle a menudo) y se va cabizbajo.
La tensión de la situación ha hecho que ni me dé cuenta de que Conan llega tarde. Así que cuando entra por la puerta casi me pilla por sorpresa.
La clientela del bar no da crédito: sale por la puerta un gigante vestido de cocinero y entra otro tipo igual de grande pero vestido con pieles.-
Bienvenido, Conan. Espero que hayas encontrado el sitio sin problema.
Conan: Ya conocía esta taberna. Recuerdo una vez, hace unos años, que celebramos la victoria aquí con jarras de cerveza y unas rameras corintias después de masacrar un akelarre. ¡¡Qué gran noche!!
Entonces, ¿contento de volver?
Conan: Claro que sí. !!POR CROM¡¡ Me han contado que en Bang Bang hay cerveza, hay hachas, hay espadas… ¿Qué más se puede pedir? Y por una vez no me toca trabajar. Esta ciudad es agotadora.
No entiendo por qué dices eso. ¿Has venido muchas veces?
Conan: ¿Me estas tomando el pelo? JA, JA, JA. Todos los años montáis un fiestón y traéis un salón de esoterismo al Palacio Miramar, con brujos y brujas de todo el mundo. ¿Sabes lo que se tarda en ir a caballo buscándolos por todos los reinos? Es mucho más fácil venir aquí y pasarlos por el filo de mi espada sin tener que andar desplazándome. Donostia es mi ciudad favorita del mundo.
¿Es eso todo a lo que aspiras?
Conan: Odio todo lo relacionado con la brujería, pero en general diría que lo mejor en la vida es aplastar enemigos, verlos destrozados y oír el lamento de sus mujeres.
¿Y no tienes miedo de morir?
Conan: Soy Conan El Bárbaro. Son los demás los que deben tenerme miedo. Además, ¿quién quiere vivir para siempre? Cuando llegue el momento nadie recordará si fuimos buenos o malos, por qué luchamos o por qué morimos. Lo único que importará es que me enfrenté a muchos, sólo el valor importa. A Crom sólo le pediré que me conceda la venganza, y si no me escucha… ¡que se vaya al infierno!
-Agarra su enorme jarra de cerveza y pega un largo trago. Debe tener la garganta seca. Tenía miedo de que fuera parco en palabras y se ha marcado más monólogos que todos mis entrevistados anteriores juntos.-
Una última pregunta, Conan. Te pareces mucho físicamente a tu compañero en la programación de Bang Bang de este sábado. ¿Te lo habían dicho antes?
Conan: Nunca. No sé de qué me hablas. ¡¡Yo tengo el pelo largo!! Me aburres y debo afilar mis armas para el sábado, así que me voy.
-Al agacharse para atarse las botas el pelucón que lleva se mueve hacia un lado. Y en el bolsillo de su calzoncillo de pieles asoma el gorro blanco del cocinero.
Levanta la cabeza, me mira fijamente con el ceño fruncido y después sonríe, a la vez que me guiña un ojo. Arnold ha resultado ser un entrevistado estupendo.-
Bang Bang Zinema 