A petición de los entrevistados hemos trasladado la cita prevista para el mediodía en un restaurante de la ciudad a la Cripta en la calle San Jerónimo. Drácula argumenta que para esa hora ya habrá comido, y él no bebe… vino.
Aunque llego cinco minutos antes, cruzo la puerta y tanto Drácula como Frankenstein están ya ahí; salen de las sombras y me saludan. En el Conde se adivinan maneras muy educadas. La criatura, sin embargo, se mueve con movimientos toscos y su saludo es grotesco. Dos seres muy distintos con un único punto en común: al estrechar sus gélidas manos un escalofrío me recorre la espalda como si estuviera acariciando la muerte.
Veo que estabais ansiosos. ¿Lleváis mucho tiempo esperando?
DRÁCULA: La noche ha sido larga y poco antes de que amaneciera decidí venir directamente. Además he encontrado la Cripta muy de mi gusto y he podido descansar un rato.
¿Y tú, Frankenstein? ¿También has llegado pronto?
FRANKENSTEIN: ¡¡¡Ggggggrrrrrrrrr!!!
Disculpa, ¿prefieres que te llame monstruo? ¿Criatura? ¿Experimento?
FRANKENSTEIN: ¡¡¡Ggggggrrrrrrrrr!!!
De acuerdo. Drácula, mejor seguimos contigo. Pregunta obligada: ¿primera vez en San Sebastián?
DRÁCULA: No, trabajé una temporada en La Casa del Terror, en Igeldo. Pero las cosas no estaban bien. Ya sabes, la crisis. Lo que en principio eran una horas haciendo de vampiro, acabó siendo un pluriempleo en toda regla: ahora vampiro, luego murciélago, un poco más tarde niebla y al rato hombre-lobo. Era agotador, y los extras no merecían la pena.
¿Los extras?
DRÁCULA: Vine a Donosti por la fama que tiene de ser una ciudad en la que se come muy bien. Y ya que me tengo que alimentar de humanos, mejor que estén ricos.
Pero como te comentaba, coincidió con la crisis, y mucho Donosti, mucho Donosti, pero todo el mundo andaba comprando marcas blancas y su sangre no me sabía a nada. Los jefes del parque me dijeron que aguantara hasta septiembre, que venía el Kutxa Kultur y se iba a llenar de festivaleras. Menuda decepción…
¿No fue un éxito?
DRÁCULA: Vinieron muchas, sí, pero todas sabían igual: a cerveza artesana y a Jägermeister. Un asco.
Y ahora que habéis venido para Bang Bang, ¿veis la cosa mejor?
FRANKENSTEIN: ¡¡¡Ggggggrrrrrrrrr!!!
DRÁCULA: Te traduzco. Dice que no. Que es una ciudad que no le gusta nada. Fuego en Sanjuanes, fuego el 31 de Agosto y encima ahora el rollo de la incineradora. Se queda hasta la sesión y se larga. Ahora que viene Halloween me ha dichos que tiene muchos bolos en Estados Unidos. Además, como no se espabile los payasos terroríficos le van a quitar el puesto. Parece que están otra vez de moda.
Yo sí que creo que la cosa ha mejorado. Últimamente noto mucho sabor a Gin Tonic caro y tónica Premium. Ah, y a frutas aromáticas.
Serás el único que nota la diferencia, más allá del precio…
DRÁCULA: No te creas, con las frutas aromáticas la sangre está más dulzona. (Se relame) Mmmmmm…
Una última pregunta. Viendo Bram Stoker´s Dracula da la sensación de que tuvo que ser un rodaje complicado: efectos especiales artesanales, mucho maquillaje…
DRÁCULA: No te haces una idea. Fue horrible. Pero no tuvo nada que ver con eso de lo que hablas. Lo problemático fueron los actores. Cada vez que necesitábamos algún elemento del atrezo, no aparecía. ¿Sabes dónde estaban? En la caravana de Wynona. La tía lo trincaba todo en cuanto nos despistábamos. ¿Recuerdas las gafas que llevaba en la película? Tres veces tuve que entrar a su camerino para recuperarlas. Y con Keanu la cosa era aún peor. Nadie era capaz de distinguir al actor del personaje. De hecho nadie sabía si estaba triste o contento. O despierto o dormido. El tío no cambiaba la cara. Tenía un rictus permanente. Como jugador de póker seguro que es cojonudo, pero lo que nos hizo sufrir…
Ha sido un placer entrevistarte… Perdón, entrevistaros. Espero que lo paséis muy bien en Bang Bang.
DRÁCULA: El placer es nuestro. Por Bang Bang atravesaríamos océanos de tiempo…
FRANKENSTEIN: ¡¡¡Ggggggrrrrrrrrr!!!