Se ha estrenado hace poco tiempo. Y seguro que pronto desaparecerá. Hablo de “20.000 Days On Earth”, película que nos invita a pasar 24 horas con el músico Nick Cave en su día número veinte mil sobre la tierra. A lo largo de la cinta Cave habla con su psiquiatra, tiene conversaciones imaginarias con gente mientras conduce (uno de ellos su amigo el gran Ray Winstone), nos muestra escenas familiares con sus hijos. Y por supuesto música, desde el proceso de composición hasta la finalización sobre un escenario, con una espectacular versión en directo de “Higgs Boson Blues”, canción de su último disco “Push The Sky Away”.
La película nos presenta al músico, al artista que medita sobre su vida y su obra. Pero este no es un documental musical al uso. Por supuesto que como era de esperar, tiene su punto egocéntrico. Y Cave habla y habla y habla a lo largo de la película.
Pero lo que me gustaría resaltar de la película no es la figura de Nick Cave. Así que los que no conozcan a este original músico no tienen que sentir que aquí no se les ha perdido nada. Porque en mi opinión este falso documental retrata todos los pasos del proceso creativo. Nos habla cómo un artista afronta la vida con creatividad. Es una radiografía de un artista en su proceso de configurar su imagen. Una consideración reflexión sobre el significado del arte. Una reflexión sobre lo artificioso y lo auténtico. Sobre la opción de hacer frente a la vida intentado escapar a la sensación de melancolía y brevedad del tiempo. Cómo manejar el pasado, nuestro pasado. Cave, en ese sentido, se confiesa un hombre “apegado a los recuerdos”, y hay buena parte de melancolía en ellos. Pero es a través de sus canciones como consigue, de vez en cuando, exorcizarlos.
Y por eso lo que vemos en esta película no es solamente la figura de Nick Cave, sino cómo la creatividad puede permitirnos afrontar la vida desde otro punto de vista. La capacidad de tomar caminos distintos, o buscar soluciones diferentes. Esta película nos muestra a alguien que se adentra en caminos menos habituales, que intenta buscar un lenguaje propio. Hay muchos ejemplos de esto en el cine, pero no tanto en el cine musical. Ahora me viene a la cabeza la excelente “Searching for sugar man”, un documental donde la historia, y la forma de contarla, superan a las canciones.
La creatividad es una palabra que de tanto uso está empezando a desgastarse. Y además, no todo el mundo puede ser creativo. Pero sí que podemos tener una mente abierta, fomentar nuestra imaginación, dejar aflorar nuestra curiosidad. Y en esto el cine es una herramienta de primera mano. Porque el cine libera nuestra imaginación. En el cine uno puede aceptarlo todo. Y con la imaginación podemos llegar “hasta el infinito y más allá”.
Aunque es cierto que una cosa es la imaginación y otra la vida, el desarrollo de la primera nos permite afrontar la segunda mejor preparados para transitar por ella.
“20.000 Days On Earth” investiga lo que nos hace únicos, y celebra las capacidades transformadoras del espíritu creativo. Todo dentro de nuestras posibilidades, por supuesto, porque, como dice Cave: “Cada uno tiene que conocer sus limitaciones, porque las limitaciones son las que te hacen sentir la maravillosa catástrofe que realmente eres”