¿Hasta qué punto son originales los argumentos cinematográficos? Esta pregunta se la hacen Jordi Balló y Xabier Pérez, profesores de Comunicación Audiovisual de la Universidad Pompeu Fabra. Su respuesta es que “lo son cuando se incorporan a una continuidad narrativa (…) cuando son fruto de un legado anterior y generan otro nuevo”. Es decir, lo que hace el cine es recrear modelos anteriores con su propio lenguaje, y esto hace que una vieja historia se convierta en una historia nueva, fresca, recién inventada y nos permita entender una trama que ya ha sido contada en las mejores obras del pasado.
Entre los distintos argumentos que estos autores plantea, hay uno relacionado con nuestra cita Bang Bang del 24 de enero: la busca del tesoro, la historia de Jason y los argonautas y su recreación como argumento de numerosos films de aventuras, entre ellos En busca del arca perdida.
El héroe clásico de las narraciones de aventuras tiene que cumplir una misión a la que dedicará sus energías, poniendo en riesgo su vida. El objetivo es un tesoro, un amuleto mágico, un arma secreta… Siempre hay un encargo previo, un trayecto largo y arriesgado, una ayuda amorosa, y un duelo inevitable en el lugar de llegada. Este es el hilo conductor de todas las epopeyas.
La historia de Jasón y los argonautas en busca del vellocino de oro es una leyenda que aparece citada en la Ilíada y la Odisea. El relato se inicia en la ciudad de Yolco, donde reina Pelías, que ha usurpado el trono a Esón, su hermano. Pelías vive temeroso de una profecía que dice que será destronada el día que un desconocido llegue al reino con una única sandalia. Ese día se cumple cuando el hijo de Esón, Jasón (que fue alejado prudentemente del reino por sus padres) llega con una sola sandalia. El tirano Esón, para alejarlo, le hace un encargo: le pide que viaje hasta Cólquide para buscar un tesoro, el vellocino de oro, que es una piel de un carnero mágico, benefactora para quien la posee. Jason parte con un grupo de héroes a bordo de la nave Argos. Después de un trayecto lleno de peligros y aventuras, llegan a Cólquide donde tiene que superar nuevas pruebas contando con la ayuda amorosa inesperada de Medea, la hija del rey. Conseguido el tesoro, Jason, Medea y los argonautas regresan a Yolco.
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En busca del arca perdida nos presenta el arca de la alianza, perseguida por el arqueólogo Indiana Jones y que sirve para encadenar una serie de escenas de persecución que terminarán der manera inesperada, porque el arca salvaguarda los poderes de un dios cuya ira se abate sobre cualquiera que ose mirarle al rostro. Este argumento es el MacGuffin que sirve para presentarnos vertiginosas escenas en una de las mejores películas de aventuras de todos los tiempos, con un final atípico donde un héroe totalmente hiperactivo, se salva quedándose quieto, inactivo, y simplemente cerrando los ojos.
No es extraño que años más tarde Indiana acabe yendo a buscar el mismísimo santo grial en la tercera parte de la serie Indiana Jones y la última cruzada (1989). No encontramos el mismo esquema de película de aventuras: dos bandos con intenciones distintas a la búsqueda del mismo tesoro. En el bando del héroe, Harrison Ford, es ayudado por su padre, Sean Connery, el intérprete más emblemático de James Bond. Según la teoría de los profesores Balló y Pérez, en la conjunción de los dos actores, Spielberg supo crear un significado argumental especial. Todo lo que representaba Sean Connery como encarnación del relato de Jason y los argonautas en los años sesenta, se había traspasado generacionalmente a Harrison Ford, el héroe aventurero más representativo de la década de los ochenta, Pero en este caso Mr. Jones padre ha madurado y ya no es un trivial aventurero o espía, sino un hombre que está preparado para entender la dimensión espiritual de su búsqueda. Y esto, además, le salvará la vida. Pero esa es otra historia.
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Por terminar, al reproducir el argumento de Jason y los argonautas, el cine de aventuras convierte la búsqueda del tesoro en un pretexto del guión para crear situaciones emocionantes. El objeto codiciado no suele tener mayor importancia, lo que importa es que ayuda a crear la acción exterior que anima a las películas, tanto si se trata de películas de fantasía, de espías (Desde Rusia con amor, 1963), de cine negro (El halcón maltés, 1941, centrado en la búsqueda de una estatuilla fabricada con la materia de la que se construyen los sueños) o películas exóticas (Las Minas del rey Salomón). El final es inevitable: después de una serie de pruebas superadas con éxito por los protagonistas, llega la lucha final con un combate maniqueo que terminará con el triunfo de la pureza sobre la ambición.
En definitiva, que el cine demuestra que el arte ha actualizado las narraciones fundamentales de la historia de la cultura convirtiendo obras que son fruto de un legado anterior, en nuevas obras que generan un legado nuevo.